En la clínica, a veces un paciente consulta por el “fallo” en un aspecto parcial de su persona.

Por ejemplo “el fracaso en la relación con su pareja” o por “la disminución en el rendimiento en su trabajo”.

Estas quejas, hay que tomarlas con total escepticismo, pues no son más que una manera de minimizar el problema.

No hay problemas parciales, que afecten por decirlo así a una zona de la persona y solo a esa zona.

Hay problemas mayores o menores, pero no problemas parciales.

Aquella zona de la persona en donde aparece el conflicto, solo tiene un valor indicativo.

No debemos caer en la trampa en la que el enfermo cae, limitándonos al tratamiento del problema en sí.

El conflicto afecta entonces a la totalidad de la persona y, por descontado, a la relación que con los otros establece.