Cuando uno hace ejercicio desde la Psicología, la falta de seguridad obliga a buscar amparo en herramientas que nos la brinden: me refiero a los test…
Unos cuadernillos hostiles y a menudo impertinentes que para los psicólogos no sé si son una ayuda o una impedimenta.
No es ningún secreto que los“test” nacidos al calor de la impericia, miden lo que uno quiere que midan y dicen del otro, así como se prefiera…
No hay verdad que uno pueda descubrir al calor de estos instrumentos.
Es más bien, desde la práctica y la vivencia, que casi sin querer los años nos regala, como uno se forja una manera de conocer basada, casi siempre en especulaciones.
Eso sí, especulaciones entendidas como nos propone la Real Academia esto es: basadas en la meditación y en la reflexión con hondura.
Siendo francos, tratar de medir cosas tan desconocidas como la inteligencia, el control emocional, la persuasión y por supuesto, la personalidad (algo que nadie sabe lo qué es) mediante un cuadernillo que se rellena a lápiz me parece, cuando poco, un atrevimiento.
De cualquier manera y en última instancia:
“Cada maestrillo tiene su librillo… “
y seguramente “Todos los caminos llegan a Roma”.
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