No hay que darle muchas vueltas a esto del sentido común, sobre todo si nos atenemos al textual que las propias dos palabras nos indican.

 Todos, disponemos de esto que llamamos sentido común, y que parece se ha convertido en algo más allá de lo humano, cuando, más bien, es todo lo contrario.

Todos tenemos sentido(s), que nos advierten sobre lo que hay… o no hay… además de forma normalmente certera.

Digo que sentido común tenemos todos, porque si no fuera así, perdería su característica más propia: la de “común”.

 Nuestros sentidos, nos acercan a lo circundante: nuestra visión y nuestro oído… a lo más lejano, nuestro olfato, a la distancia media, y el gusto y el tacto, a lo que nos toca o penetra.

Muy probablemente, solo hay que interpretar con simplicidad el mensaje que  nos ofrecen para que nuestra respuesta sea la adecuada, es decir, para responder con sentido común…

 Eso sí, se nos ha impuesto tanto el discurso sobre lo racional del intelecto, que nos hemos olvidado de los sentidos a pesar de ser los únicos resortes de información y relación con lo que nos rodea.

Son los recursos fisiológicos más animales de los que disponemos, y, sin embargo, (podéis ponerlo en práctica) los más certeros, casi siempre, para decidir.

Habría que escuchar más a nuestros sentidos sin hacerlos pasar por el tamiz de lo intelectual y dejarlos sueltos, también, de las ataduras morales y aprendizajes impuestos, que tanto disturbio y polvareda levantan en las conciencias.