Nacer

Hay cuatro preguntas
que inexcusablemente
se formulan a los progenitores
de un recién nacido:

La primera ¿qué es… niño o niña?
La segunda ¿a quién se parece?
La tercera ¿cómo se va a llamar?
Y la cuarta ¿cuánto ha pesado?
… no necesariamente, en este orden.

Bastan estas cuatro averiguaciones
para que haya tema de conversación bastante
durante la convalecencia hospitalaria,
y una concesión de cualidades al neo-nato
asignadas a su recién vivir de forma, creo,  prematura.

El caso es que:
¿Niño o niña?… pues la identidad de género… ya se verá
¿A quién se parece? … pues depende a quién se pregunte.
¿Cómo se va a llamar?… nadie está  bautizado de por vida.
¿Cuánto ha pesado?…  siempre un patrón para las comparaciones…
que ya cambiará.

En fin… decía Erich Fromm que:
“El nacimiento no es un acto… Es un proceso»