A todos, digo yo, nos enseñaron que eran siete, y simultáneamente al aprenderlos nos hacían memorizar sus antídotos:

“Contra lujuria… castidad, contra ira… templanza…”

 Pues parece ser, que en su definición inicial los pecados capitales fueron ocho:

No he visto acuerdo entre cual es el octavo y citaré los que he encontrado en la red como propuestas:

tristeza, cobardía, miedo, nostalgia.

 Pienso que dejarlos en siete, pudiera tener que ver con el propio número de ellos: siete.

Un número cabalístico de especial importancia en el cristianismo, y no solo en él.

Sea como fuere, en cualquiera de ellos, en algunos o en todos, cada cual se reflejará según su condición.

Y es que la naturaleza humana está especialmente inclinada hacia cada uno de ellos.

 Pidamos perdón, o, al menos, comprensión a quien corresponda.