La enfermedad
Cuando enfermamos
la eterna dualidad, cuerpo y alma,
se amalgama en uno solo.
Es indiferente que sea nuestro cuerpo
o nuestra mente la que enferma,
ambas partes sufren al unísono,
provenga de donde provenga el dolor.
Ante el dolor… uno es «uno solo».
Nada está tan conectado en el ser humano
como su vida física y su vida mental.
Una, depende de la otra,
por mucho que la historia se haya ocupado
de intentar separar lo que, de por sí, no es posible.
Cuando uno enferma,
enferma por entero,
cosa que parece olvidar la ciencia convencional
cuando, como es costumbre en ella,
se dedica a tratar el síntoma
(de la piel, del hígado o de los huesos)
como si éste, no perteneciera a alguien.
“La enfermedad se siente… la salud no”.
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