La locura: una forma singular de vida.
La dislocación temática del sí mismo, (para ser otro), que revela cualquier tipo de delirio de los anteriormente expuestos, confirma que la psicosis es una enfermedad del sujeto.
Esto es, de aquel sector del organismo en el que tiene lugar la posibilidad de reflexividad de uno mismo, cada vez que se procede a una actuación.
Así el sujeto psicótico, deja de ser él mismo, para ser otro, un sujeto con un nuevo Yo.
El tema del discurso psicótico, es la expresión de la nueva forma de vida, o sea, de las relaciones que el nuevo sujeto, adopta para con todo lo que le rodea (personas, animales, cosas, el mundo en cuanto cosmos, etc.).
La reorganización psicótica, es pues la construcción de una nueva identidad, y la anulación de la preexistente, y en consecuencia, una nueva forma de verse a sí mismo, y desde esta perspectiva, una nueva forma de ser, y por lo tanto de ver y vivir la realidad.
Gracias al delirio, la realidad que le torturaba produciéndole enorme sufrimiento, queda transformada en una nueva que le permite huir de aquella.
Resumiendo, lo nuclear de la psicosis es el delirio del sujeto sobre sí mismo.
La transformación de la realidad exterior en la realidad delirada es la inevitable consecuencia de la situación que el sujeto ha experimentado con anterioridad respecto de sí mismo.
Naturalmente, esta experiencia ha supuesto un terrible sufrimiento: por eso tiene que “cambiar de vida”. Por eso, construye una nueva: porque necesita “ser” en algún lugar y de determinada manera.
Fijémonos que en la “vida normal”, todo cambio logrado por un sujeto, conlleva una modificación en su vida: elevarse o descender en la escala social, cambiar de la Escuela Primaria a la Universidad, cambiar de residencia por motivo de destino profesional…
Todas estas eventualidades, llevan aparejado vivir, de alguna manera, “otro mundo”: otras amistades, otros símbolos del nuevo estatus, otras relaciones, otros viajes… que sustituyen al anterior mundo.
Pero este nuevo mundo que se le ofrece en la vida normal a cada cual, es un mundo compartido con quienes son partícipes directa o indirectamente de los cambios que supone: la familia acepta ese traslado de residencia, el joven acepta su paso a la universidad a ese otro mundo de saberes y de amistades nuevas, etc.
En el delirio, si bien toda la situación delirada resulta notoriamente clara, ocurre lo particular del delirio y que solo ocurre en el delirante, a saber: que esa nueva realidad de ahora, es particularmente suya, esto es… exclusivamente suya… y en la que por fin “va a poder ser.
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