El oficio más antiguo del mundo, es también el menos divertido para quien lo ejerce.

Es paradójico, que siendo así, aparezcan, cada día, mayor diversidad de prácticas vinculadas a esta profesión

y ejercidas desde todas las orientaciones de género.

 Yo creo, que cuando viene de tan antiguo y, a pesar de esto, sigue funcionando (eso sí, hoy con el apoyo de una difusión desproporcionada en ocasiones:

internet, prensa, octavillas…) es porque hay clientela bastante y sobre todo, inclinación a satisfacer el deseo,

el deseo, naturalmente, que con más poder y vigor se manifiesta, y que mueve a unos y otros.

Hoy también a unas y otras, y unos y otros,  por qué no decirlo.

 Es así, que han proliferado de manera francamente expansiva esto que yo llamo casas de tolerancia, donde muchos van para ser libres de cualquier límite.

 No lo veo mal, si las urgencias físicas coinciden con las imaginativas y… no se hace daño, adrede, a nadie.

 Al fin y al cabo… la carne, es débil:

un pretexto que viene bien a todos y a cualquiera.