La persona celosa vive en un triumbirato formado por su pareja y alguien extraño a ellos.
Un alguien, que puede ser real, o imaginado.
Siempre ocurre así: sin rival… no hay celos.
El gran inconveniente es que quien es celoso/a ve rivales en casi todos los escenarios y a cada momento.
A nivel mental, el celoso/a lo es, porque se siente inferior y por debajo de los demás.
Nunca es por miedo a perder lo que tiene (suele ser al revés, es el celoso/a quien se desprende de su pareja) sino que, a un nivel profundo, se ve incompetente ante cualquiera que pueda constituirse en competidor.
Cualquier mirada, atuendo, pregunta observación o halago, si no proviene de sí, se constituye en sospecha. en una duda y en última instancia en un reproche final a su pareja.
Huir de los celos, para quien los sufre, es muy complicado. Es bastante más fácil que huyamos nosotros de quien los padece, y esto porque los celos, tienen mucho más que ver con el amor propio… que con el amor verdadero.
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