Se puede definir la culpa como un fenómeno que la persona experimenta como consecuencia de una acción de determinada índole.

Una acción, en la que se viola “un principio rector”, pero un principio rector de la realidad en donde vive y se desarrolla, en una palabra, de su realidad, de la cual él mismo es parte y relación.

Cardinalmente importante es señalar la responsabilidad de toda decisión (se decida sobre lo que se decida).

Toda decisión lleva consigo un hacer y, por tanto, somos responsables de nuestras decisiones.

Esto ocurre, porque son nuestros hechos. Además, lo que hacemos, siempre tiene un aspecto relacional, : Todo hacer es un hacer para…, que trasciende al propio sujeto, y que predica del sujeto que hace:  nos habla de él.

 Así mismo, todo hacer tiene una consecuencia.

Pero esta consecuencia, no solo es sobre el otro u otros sobre quien recae la acción por mí hecha, sino que revierte posteriormente sobre mí mismo.

Lo que yo hago con estos que conmigo están, se traducirá luego en un determinado hacer de ellos para conmigo.