Nunca somos neutrales.

No hay neutralidad posible en una situación –dice Castilla del Pino-  cualquiera que esta sea.

Esto ocurre porque estamos en una delimitación de la realidad que hago mía, y por lo tanto que es valorada por mí.

Persona y realidad, pues, no solo están siempre complicadas (co-implicadas), sino que de ese proceso surge en cada instante una situación que es situación relacional

La persona vive conjugando la realidad, porque es parte de ella, y porque está, indefectiblemente, en relación con ella.

No hay posibilidad de aislamiento”, y, desde luego, la relación terapéutica como tal, es una situación más de entre todas.

Nada da lo mismo. Y nos inclinamos, lo digamos o no, en pareceres, gustos, atracciones, etc.

La neutralidad, es un fenómeno de cortesía, cuando uno no quiere manifestar explcitamente su posición ante un tema particular que puede generar controversia.

La neutralidad, en un recurso, una manifestación postiza, que de por sí, cuenta con el imposible de certeza, que, ante algo, uno en su fuero interno tiene claramente definido