Sobre la vergüenza.

 Sobre la vergüenza decían en la película “El último Samurai” que:

«Cuando se pierde el honor
es un alivio morir;
la muerte no es sino un retiro
seguro de la infamia.»

“En situaciones de guerra era costumbre que el jefe del ejército perdedor prefiriera la muerte antes que ser capturado, cosa que se entendía como de extrema vergüenza y degradación; por ese motivo en caso de derrota tanto el señor como sus samurais se suicidaban mediante el seppuku o hara kiri, incluso un enemigo podía asistir a un Samurai, ayudándole a darse muerte en un marco de respeto por su decisión”.

He recogido dos definiciones de vergüenza de sendos diccionarios:

Del diccionario de la Real Academia Española:
“Turbación del ánimo, que suele encender el color del rostro, ocasionada por alguna falta cometida, o por alguna acción vivida como deshonrosa y humillante, propia o ajena.”

Del diccionario de María Moliner:
Sentimiento penoso de pérdida de dignidad, por alguna falta cometida por uno mismo o por persona con quien uno está ligado, o por una humillación o un insulto sufridos.

Estimación (juicio y puesta en valor) de la propia dignidad.

Encogimiento o timidez que cohíben a una persona en presencia de otras o al hablar con ellas; por ejemplo, a un niño delante de personas mayores. Embarazo que siente una persona en presencia de una situación vergonzosa para otras, de la que ella misma puede ser o no ser causante.

 Son muchas las palabras que asocian a la vergüenza en el diccionario de María Moliner:

Bochorno, confusión, fatiga, pena, pudor, reparo, rubor, sonrojo, violencia. afrenta, borrón, desdoro, estigma, mácula,mancha, mancilla, vilipendio, estigma, abyección, degradación, descrédito, deshonor, deshonra, desprestigio, detraimiento, ignominia, indignidad, infamia, oprobio, cabizbajo, confundido, confuso, corrido, escurrido.

 UNAS PALABRAS DE RUBEN CASADO

“Es difícil definir la vergüenza. Más que nada, porque es un sentimiento donde nadie quiere quedarse.

Encuentro que hay sentimientos como la tristeza, la culpa en las que somos más permisivos. Digamos que nos fastidian, pero podemos tenerlos. Sin embargo uno ha de pasar por la vergüenza de puntillas, sin hacer ruido, y además, es un sentimiento muy penalizado por la persona que lo padece.

Definiremos por tanto, la vergüenza, como un sentimiento de no derecho (como de ilegitimidad), de no ser digno de pertenecer a un grupo.

La vergüenza tiene una serie de correlatos físicos, como el enrojecimiento, o la imposibilidad de sostener la mirada, sensación de calor en el rostro, aceleración del pulso, sensación de vacío en el estómago y en el vientre. La manifestación conductual, es la busca de la huida y la ocultación y por último, a nivel mental existen una serie de pensamientos que denigran a la persona, y la categorizan como inferior a lo que le rodea. Uno se siente despreciable, malo, en la muchas de las ocasiones, sin serlo.

La culpa es un sentimiento, que suele confundirse con la vergüenza. La culpa se establece cuando la persona ha roto algún tipo de código que rige a un sistema social. Dicho código puede hallarse de forma implícita o explícita. Yonteff habla que si “la sanción por la culpa es el castigo, la sanción por la vergüenza es el destierro, o el aislamiento”.

Para Ronald y Patricia Potter-Efron, a diferencia, de la vergüenza, que está en el ser, la culpa está en el hacer. Ambas pueden aparecer juntas, formando un círculo vicioso. Por ejemplo a la hora de independizarse de sus familias, las personas sienten culpa, por la ruptura, y a la vez pueden sentir vergüenza, si están fracasando en su proyecto de independencia.

En nuestro viaje personal, a menudo nos encontraremos con ambos sentimientos. Es fundamental no huir de ellos, ya que dicha huida impide quedarse en la experimentación, y en la asunción de responsabilidad. La vergüenza y la culpa son estados que lo mismo pueden servir para crecer, que para bloquearnos. Las dos nos dan una salida. Es posible que la de la culpa sea el asumir la responsabilidad sin mortificarse, y la de la vergüenza sea la de asimilar lo que soy, aceptando ante los otros mi diferencia.