Hace tiempo que no creo en lo inconsciente, (en nadie lo he podido ver a cuerpo vivo).
Además, no sirven de mucho las interpretaciones que de la conducta o los sueños, se le ofrecen a un paciente,
provengan de donde provengan y sea el que sea su “mal”.
Creo más bien, que son las convicciones personales, y los diálogos mentales que uno se trae consigo mismo,
(esto es, lo que uno se cuenta… sobre cualquier cosa) lo que puede generar o no un conflicto personal.
Rememorar, hablar y poner las cosas en su sitio, no tiene por qué ser un mal remedio a lo que se encuentra embarullado y en desorden.
Recordar, muchas veces, es el mejor modo de olvidar.
Alguien decía que la felicidad requiere de dos cosas:
“buena salud y mala memoria”.
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