Wílliam James, llama la atención acerca de que en el comienzo de nuestra vida social propiamente dicha, hacia la adolescencia.

Existe la posibilidad de fantasear con numerosos yoes que confieren a la persona, a su vez, una identidad varia, polimorfa, y no limitada a un género de actuaciones.

Es decir, en ese momento se ofrece al adolescente la posibilidad de construcción de yoes de relevancia idéntica, o, mejor dicho, de máxima relevancia para todos ellos.

Luego, ha de sacrificar muchos en favor de uno o varios.

Con sus propias palabras: “realizar uno solo de los yoes es, más o menos, suprimir a los demás.

Así, quien quiera salvar su yo más cierto, más intenso y profundo, habrá de repasar cuidadosamente su lista y elegir un número jugándose en él su porvenir.

Los demás yoes quedarán oscurecidos, como si no existieran; sólo la suerte del yo elegido será la real en cuanto a triunfos y fracasos”.