Entorno a la inseguridad, la persona, el ser humano, en general, se siente sin la capacidad de control sobre su estado emocional.

Cada uno, esto lo hemos visto todos, es vario, esto es, cuenta con múltiples yoes que lo conforman y que, naturalmente, pueden verse afectados por un trastorno.

El trastorno neurótico, se manifiesta sobre todo en alguno de esos yoes.  Se es inseguro, por ejemplo, en nuestra faceta erótica, corporal, actitudinal, ética o intelectual.

De esta forma pasa, que la inseguridad en el yo erótico, se manifiesta en el temor a fracasar en una relación afectiva de la índole que sea.

La inseguridad en el yo corporal, se transcribe a la realidad, fundamentalmente, en el temor a la posibilidad de enfermar somáticamente. (hipocondría). También en los complejos de inferioridad (por fealdad, defectos físicos, etc.).

La inseguridad en el yo actitudinal se aprecia en el temor a hacer el ridículo, a no parecer suficientemente firme o seguro.

La inseguridad en el yo intelectual, se ve, en el temor a ser considerado torpe o ininteligente.

En síntesis, el núcleo de la personalidad neurótica, estriba en la inseguridad de que el sujeto, bien en su totalidad, bien en algún aspecto del mismo, pueda ser cuestionado, resultando de ello su depreciación ante los demás y ante sí-mismo.

El síntoma fundamental, en este tipo de trastorno, es la angustia sin elaboración. El paciente vive la angustia como un temor vago, impreciso, ante posibilidades de riesgo  concretas o no, que afectan a la totalidad de sí mismo.

El objeto de la angustia, es borroso, impreciso como hemos dicho, y no está organizado como un temor concreto a algo, como es el caso, por ejemplo, de la neurosis fóbica.

El pánico puede ser tan intenso que el paciente llegue al desplome, al colapso psíquico y a la incapacidad para sostenerse.

La persona, está persistentemente ansioso, agónica, tensa, como si en todo momento tuviera que dar todo de sí.

Si escucha: lo hace con ansia. Si habla: lo hace atropelladamente. Si anda: lo hace incontroladamente. Si descansa sentado: lo hace moviéndose.

Todas estas manifestaciones de conducta, es decir conductales, se acompañan de síntomas aconductales: tensión arterial alta, trastornos respiratorios, trastornos abdominales, náuseas, vómitos, diarrea, etc.

¿Ante qué se angustia el neurótico? El neurótico se angustia, ya se ha dicho pero conviene insistir en ello, ante la posibilidad (no ante la realidad).

La diferencia con el miedo, es que el miedo se siente ante un objeto concreto y preciso (a las alturas por ejemplo).

En la  angustia no es así: la angustia surge ante algo posible o de posibles consecuencias.

Pero lo posible, es también lo que no es, sino lo que  puede ser, y por tanto, lo que es tan solo un objeto imaginario (imaginado) y de consecuencias también imaginarias (imaginadas).

El objeto de la angustia, es pues un objeto fantástico.