La amistad

Fue hace una par de días
cuando un buen amigo, precisamente,
me hizo la observación de hablar sobre la amistad. 

Naturalmente, una petición de un amigo,
aunque no es sagrada ni debe serlo,
reúne la importancia bastante
como para atenderla de inmediato.

Sobre cómo surge la amistad
no estoy completamente seguro.
Es algo que se me hace una incógnita,
pues puede surgir desde la antipatía inicial,
desde la malquerencia, desde la indiferencia
o desde cualquiera de los contrarios a estos sentimientos.

La amistad nace y se aloja en una zona emocional
que no necesariamente tiene que ver con la afinidad
la simpatía, la conexión y otros sentimientos
demasiado engreídos, santurrones, venerables y beatos.

La amistad surge casi de repente, de pronto,
nunca preparadamente,
pues en ese caso constituiría una relación de provecho,
y cuando lo es… ya no hay amistad. 

El gusto por la unión, por el trato, por la inclinación,
por el disfrute y bienestar recíproco… porque se siente así,
eso… creo que es amistad.

De lo que estoy seguro, es que jamás es una mera cuestión de resultados.