¿Ante qué se angustia la persona que padece este problema?
Quien se angustia, conviene insistir en ello, se angustia ante la posibilidad (no ante la realidad).
La diferencia con el miedo, es que el miedo se siente ante un objeto concreto y preciso (a las alturas por ejemplo).
En la angustia no es así.
La angustia surge ante algo posible o de posibles consecuencias.
Pero lo posible, es también lo que no es, sino que puede ser, y por tanto, lo que es tan solo un objeto imaginario (imaginado) y de consecuencias también imaginarias (imaginadas).
El objeto de la angustia, es pues un objeto fantástico.
Por ejemplo, quien se angustia ante los reptiles, elabora su angustia y la concretiza “en algo”, si bien este “algo”, más que el objeto en sí es “lo que se figura de ese objeto, es decir: lo que se imagina que le pudiera pasar”.
Lo normal en la clínica, es oír al paciente angustiado ante estas posibilidades absurdas, que él mismo reconoce como absurdas.
Incluso llega a considerarse estúpido por reaccionar de esta manera (angustiándose) ante acontecimientos inverosímiles.
Esta absurdidad es la que hace que el sujeto, después de su reacción, se autodeprecie en algún sentido.
Pero la angustia, tiene una función.
La angustia, esto se sabe, tiene una función defensiva, de la integridad del yo. ¿Qué pretende la persona con su angustia? En última instancia, lo que pretende es que se le proteja, que le atiendan.
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