Eel pensamiento de  W. James, nos dice que… “Nadie se  presenta ante el otro con la imagen que tiene de sí, sino con la que compone para que su propuesta de relación tenga éxito”.

 Así, nos puede ocurrir que estemos tristes…, pero en el momento de la interacción o acentuamos la expresión de la tristeza para en la relación ser compadecidos, o la atenuamos.

La simulación social, en tanto que consensuada, deja de ser mentira, convirtiéndose en una estrategia destinada a no ir más allá de donde se debe llegar.

Además de esta forma de poder entendernos, de poder establecer relaciones con los demás, que tendrán una u otra cualidad en función de lo que desde nosotros mismos dejemos ver.

En función de lo ya anteriormente expuesto, dice Castilla del Pino los seres humanos “disponemos de dos biografías, dispares entre sí, pero dependientes una de otra.

A lo largo de nuestra existencia biológica construimos ambas alternativamente.

La primera de ellas es la biografía pública, la que se escenifica ante los demás, pocos, varios o muchos.

La compone el conjunto de nuestras actuaciones observables y observadas.

Es la que erróneamente consideramos la única vida real.

La segunda la constituye nuestra biografía íntima: la fantaseada, la de nuestros deseos aún o quizá por siempre insatisfechos, la de los sueños y ensueños, la de nuestros sentimientos ocultos hacia personas que nos rodean: si se quiere, una vida secreta.

Secreta porque es inobservable”.