Sobre la empatía, hay mucha tinta vertida.

No solo en los libros de psicología, también en los que tienen que ver con otros ámbitos. 

“Hay que empatizar”… , parece ser la clave del éxito en cualquier relación.

Un hacer, que parece necesario desde cualquier papel que se interprete:

terapeuta, médico, recepcionista, vendedor…

 El caso es que, la empatía, no es algo que podamos producir.

Se da por supuesto que es una cualidad o un atributo, que de alguna manera se va a manifestar…

y, naturalmente, eso no es así.

 Por mucho que lo intentemos, la empatía se da o no se da cuando establecemos contacto con alguien, por lo tanto, sobra decir, que en una relación cualquiera uno será empático… si le sale serlo; y no lo será, si esta no aparece.

 La empatía, no está sujeta a la voluntad… empatizamos con alguien, o no empatizamos… y punto…

No hay más, por mucho que los textos aboguen por producir algo que de hecho sale solo… o no sale.