Discurso sobre la felicidad

Quizá la palabra felicidad sea eslogan del siglo XXI.
Aparece en publicidad (al estilo McDonald’s o Coca-Cola),
en política (el bienestar es un derecho que aparece en la Constitución
y en los Derechos Fundamentales Humanos)
y en la ciencia (recuerdo un capítulo de redes
donde entrevistaban al “hombre más feliz del mundo”
ya que tenía supuestamente los niveles más altos
de serotonina que habían encontrado).

Sabemos diferenciar la felicidad que nos da una Coca-Cola,
de la verdadera felicidad. Sabemos diferenciar la felicidad
política en forma de bienestar social (a veces escaso)
de la auténtica felicidad. Sabemos diferenciar la felicidad
producida por el aumento de serotonina al beber una copa de vino,
de la verdadera felicidad.

¿Pero cuál es la verdadera felicidad? ¿Existe?

Los psicólogos de nuestro centro en Madrid,
pensamos que esa felicidad soñada,
responde más a lo que pudiéramos añorar, que a lo que tenemos.
Pero lo que añoramos, también es parte
de nuestra realidad psíquica. Soñar, es real,
y aun siendo intangible, no deja de ser un acompañante
que alivia la ansiedad y las leves depresiones
que por el camino uno se va encontrando.

Por otro lado, para muchos se convierte en un problema
el querer “alcanzar la felicidad”,
y se vuelve frustrante el hecho de intentarlo y no conseguirlo.
Cervantes señala que “la felicidad está en el camino y no en la posada”.

Muchos caminantes andan imaginando
cómo será su posada durante años,
viendo desesperados que no “aparece”.
Han imaginado su posada durante tanto tiempo
que se han perdido todos los detalles del camino.
No lo han disfrutado y poco han aprendido de él.
Además de no haber disfrutado del camino,
nunca encontraran posada alguna,
ya que siempre la habrán imaginado con una ventana de más,
una puerta de menos…  en definitiva: será distinta a lo que siempre soñaron.
Por eso quizá no deberíamos preocuparnos
de cómo será nuestra “posada”, disfrutando y aprendiendo de nuestro camino…
en la medida de lo posible.