La Palabra
La mayoría de las cosas importantes, 
dejan de serlo cuando falta lo esencial, 
esto es: la honestidad de quien empeña su palabra.

Lo escrito, escrito queda, 
aunque es una lástima que la confianza mutua 
tenga que plasmarse, casi siempre, 

en papel y ante Notario.

Se acabaron los tiempos

en los que “la palabra”… era “un juramento”.
 
Hoy, mal que nos pese, no vale de nada la palabra,
no hay más que ver 
cualquier declaración de nuestros representantes.