La verdad, es una suerte de coincidencia entre lo que nos parece que ocurre, y lo que verbalizamos.

 Casi nunca la verdad, coincide con la realidad, y siempre se adorna o desfigura con complementos de “cosecha propia”, y es que, lo que es demasiado verdad… no puede decirse con la voz.

 En la relación con uno mismo, lo único que hay que evitar es engañarse.

Si tenemos el valor para ello, podremos empezar a saber quiénes somos, y proyectar un cierto “prestigio interior”.

 De cualquier manera, las grandes verdades, no están disponibles para contarse hablando.