Desde su mismo inicio, lo que cada uno siente de ,  se encuentra inextricablemente unido a lo que los otros sienten de él.

Y es posible queya le han manifestado a través de distintas formas  y que van desde la ligera insinuación hasta la pura, y a veces cruda expresión verbal, pasando por el trato dispensado.

Esto hace que todo esfuerzo de la persona para construir y entender este ¿quién soy yo?, y que venimos a llamar identidad, sea siempre un esfuerzo que podríamos decir de segunda intención.

Esto constituye  un esfuerzo que es expuesto al resto de los otros y se va ajustando y redefiniendo.

Y es que esos otros ejercen una decisiva influencia en mí durante toda la vida y por lo tanto en  los diferentes momentos de mí existencia en relación.

El Dr. Castilla del Pino, advierte que en el ser humano, cuando surge un conflicto, cuando ocurre “un malestar íntimo”, significa que dicho malestar es consecuencia de la relación mía con los demás.

No es de orden primariamente personal  porque surja en mí (intimidad).

Ese trastorno que ahora me sobreviene, dice Castilla, nunca es, desde luego, exclusivamente personal,

Y esto, porque “el problema”, esto es, lo que ahora me influye trastornándome, ha surgido,  en una situación y como consecuencia de una situación, siendo esto no otra cosa que la “resultante del diálogo de la persona con su realidad”.

En otras palabras, el trastorno tiene un origen, en la mayoría de las ocasiones, por los demás..