Ingeniería de la conducta

Leí, hace algún tiempo un artículo,
sobre la ingeniería de los recursos humanos.
Una ingeniería, que naturalmente,
solo puede tener que ver con la conducta;
como si nuestros hechos y sentimientos
se manifestaran a base de engranajes  y mecanismos.

No hay ingeniería de la conducta,
y esto, entre otras cosas,
porque cada cual trae consigo “la marca de la casa”:
un “unto” que impregna nuestros haceres,
y que es, precisamente, el que nos forja,
la mayor parte de las veces, para ser como somos.

Lo que aprendimos de muy jóvenes,
articula una forma de ser y hacer,
poco coincidente con los deseos
que después, nos sobrevienen.

Es el “esto no se dice”, “esto no se hace”, “esto no se toca”
al que ponía música un cantautor de sobra conocido
y que deberíamos cambiar por un
“esto SI…” se dice, se hace o se toca
(dentro unos  límites, naturalmente, … pero anchos).

Una sutil variación
que, quizá, de llevarla a cabo… mejor nos iría.