La autenticidad es una respuesta inmediata, directa, inteligente y sencilla, ante cada situación.

Además observable por el otro.

 Es una respuesta que se pro­duce instantáneamente desde lo más profundo del ser.

Una reacción que es completa en sí misma, y que, por lo tanto, no deja residuo.

No deja energía por solucionar, no deja emociones o aspectos por resolver.

 Es algo que, por el hecho de ser acción total, una acción en que la persona lo expresa y lo da todo, liquida la situación en el instante mismo de producirse.

 Y sin embargo…

siempre hay algo auténtico en toda falsificación.