El tiempo

El ser humano está hecho, entre otras cosas, de tiempo.
Sin tiempo, no somos concebibles.
Tampoco lo somos sin deseo y sin palabras.
Estos tres elementos conforman una trenza vital indisoluble.

Sin el lenguaje, los deseos pierden su significado,
y sin el tiempo, las palabras
no saben unirse y sucederse.

Si el tiempo urge, nuestros quehaceres se desparraman,
y si se frena y enlentece,
el aburrimiento nos vence,
y un sentimiento de mordaza
aprisiona el tránsito de nuestras vidas .

La vivencia alterada de estos elementos
nos puede enloquecer,
igual que cuando los argumentos ordinarios,
de una razón resignada,
se tornan insuficientes.