En la experiencia psicoterapéutica, se ve que el mero análisis por parte del paciente, sin una inmediata praxis-

Sin un “inmediato” y “nuevo hacer”, o “hacer distinto”, el enfermo no es capaz de la resolución del conflicto de ansiedad que le aqueja.

Toda psicoterapia, es una situación, y, como ya se ha dicho, una situación de excepción.

Psicoterapeuta y paciente, establecen una relación en la que ambos laboran de modo expreso para establecer una comunicación interpersonal inusual.

Toda psicoterapia, es una dolorosa puesta en juego de la dialéctica de la  concienciación, es decir, de provocar la toma de conciencia acerca de la realidad de la situación a la cual el paciente abocó.

Pero frente a esta toma de conciencia, y en sentido opuesto están: las resistencias, es decir, a tomar conciencia de aquello que le angustia o le produce ansiedad.

La cuestión es que ese saber, le “obligará” a “un hacer” de otra manera.

En este sentido, la  adopción de ese nuevo hacer, que le deparará una nueva situación, significa que habrá cambios y renuncias, abandono de anteriores gratificaciones, nuevas actitudes… en definitiva: “otros quehaceres”.