La estulticia, es la necedad, la estupidez. También la sandez y la bobería.
Erasmo confundió los términos cuando denominaba estulticia a la locura.
El loco, no es estulto, nada más lejos. El loco, por lo común, es persona inteligente, muy por encima de lo que es común. Piénsese que la locura, es la forma más personal de vivir, ya que el loco “vive según él”: literalmente “hace su vida”.
El estulto, en cambio, generalmente complica la vida porque en su necedad, complejiza las cosas sencillas solo para aparentar ser lo que no es… ni será.
El loco en cambio vive a su aire, solo para sí, sin que le importen mucho los pareceres de los demás sobre él. En esto es en lo que yerra Erasmo.
Esto no le pasa al bobo, que en su estulticia, pretende hacerse protagonista, sin serlo, ocurriendo que con su estupidez, suela intervenir a destiempo e inoportunamente en asuntos para los que no ha sido convocado, atreviéndose, incluso, a aportar alguna insensatez que propone como solución original, acompañando la misma de una “risa a medias” en su rostro, que solo a él divierte y que se pudiera vivir hasta indecente entre los que le presten atención –si es el caso-.
No obstante todo lo anterior, casi nunca hay maldad en la estulticia, y sin embargo, sí que cuenta con un potencial nocivo para cualquiera de los actos que propone. Además suele acontecer que la gente más boba, resulta ser la que todo lo sabe … siendo entonces cuando conviene poner “pies en Polvorosa” y alejarse tanto como sea posible de sus sugerencias y proposiciones, pues solo él, en su estulticia, las valora como prácticas y posibles, no aceptando críticas ninguna a las que, por otro lado, suele ser indolente.
Cuentan con un privilegio, eso sí, extraordinario con respecto a los demás de los mortales, y es que, en general, no tienen preocupaciones ni agobios; algo verdaderamente envidiable si no fuera por el resto de características que configuran su manera de ser: sosa, anodina, insulsa, simplona y gazmoña.
No sé si preocupación y agobio, que tanto malestar procuran en unos, y que en estos que comento no se dan, puedan ser, en comparación con lo anterior, una auténtica Bendición de Dios… tanto para unos como para otros.
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