La identidad personal es cuestión de varios.

Nadie nace con su identidad.
La identidad no se trae genéticamente, sino que  se va haciendo y  adquiriendo a lo largo de la existencia y en toda ella, a través de las distintas y concatenadas relaciones que vamos estableciendo.

Es desde estas relaciones, que establecimos con nuestros primeros cuidadores, antes que con nadie, seguidas de las que establecemos con nuestros hermanos y demás familiares cercanos, y continuadas con las que implementamos entre amigos y enemigos, tutores, maestros…como se forma nuestra identidad.

Esto es, relaciones que  voy estableciendo con todas las muchas figuras significativas que pueden tener influencia específica en mí, a través de sus discursos y/o sus actos y a lo largo de toda la existencia.

Se evoca a la identidad en singular, pero si aludimos a ella en plural (identidades), lo que somos puede ser producto de la combinación de cualesquiera de los estereotipos y discursos que hemos admitido, reproducido, legitimado y adoptado posteriormente como propios a lo largo de nuestro devenir.

Incluso aunque sean contradictorios