Con todo lo que entraña de no fiable, gracias a la memoria evocativa de las situaciones que hemos vivido, es decir, de la memoria de nuestras actuaciones, tenemos biografía, una biografía que, siempre tiene, por la razón que se acaba de aducir de desplazamiento hacia el protagonismo, un componente de autoengaño, o cuando menos de ficción. Aun así, gracias a la memoria evocativa –a la serie de evocaciones que hacemos de nuestras situaciones experimentadas- se conserva la continuidad del sujeto en la construcción de yoes tan dispares como lo son todos aquellos con los que actuamos a lo largo de nuestra vida. Jaspers hablaba, de la mismidad (“soy siempre el mismo”) del sujeto en sus yoes. Significaba con ello la conciencia de que nos reconocemos “el mismo” pese a recordarnos distintos, y nos sabemos continuadamente “el mismo”.