Sobre el suicidio, pensar en quitarse la vida, es un verdadero problema en el que están implicados no solo nuestra personalidad o lo que es lo mismo, nuestro aspecto psicológico, sino también el social, el biológico, el cultural y el ambiental. Una circunstancia que tiene su origen, casi siempre, en un profundo problema depresivo que puede ser consecuencia de diferentes factores. Una infancia difícil, dificultades para conectar con los demás, problemas de pareja, baja autoestima y un largo etcétera.
Naturalmente, en los trastornos de personalidad y enfermedades mentales mayores (esquizofrenia, psicosis, trastornos límite de la personalidad), igualmente es necesario estar vigilante a cualquier oportunidad que ponga en riesgo la propia vida.
LAS IDEAS DESUICIDIO
Las ideas de suicidio, aparecen cuando los autorreproches no dejan lugar a evasión alguna por el fracaso vivido. De aquí que el suicidio, cumpla en primer lugar un primer cometido: el autocastigo.
Pero también cumple otro cometido principal: eludir de una vez y para siempre la vista de la realidad, es decir: la vista del fracaso propio.
No se nos debe escapar que, el suicidio, al llevar consigo la autodestrucción, contribuye a la destrucción de la realidad:
“Al morir yo, muere todo lo que yo significo, y yo significo, claro está, para alguien, para los –otros- que- no-soy-yo.
INTENTO DE SUICIDIO Y SUICIDIO LOGRADO
El intento de suicidio, se distingue del suicidio logrado, en que en el suicidio la muerte es la finalidad; sin embargo en el intento de suicidio, la finalidad es obtener un tipo peculiar de relación humana.
El que intenta el suicidio, ejecuta una serie de actos que pueden conducirle a la muerte, pero que en todo momento están supeditados a la presencia real o virtual del otro. El intento de suicidio, contiene un dinamismo (una forma de actuar) que está dirigido más al otro que a uno mismo.
El suicidio: se hace para uno mismo.
El intento: se hace para el otro (para los demás).
En la clínica diaria y en muchos pacientes, las ideas de suicidio no son comunicadas, por distintas resistencias que hacen que no se comuniquen: la religiosidad, el no preocupar a la familia, el temor a que se les estime más enfermos de lo que están, incluso temor al internamiento. Por eso es conveniente, de forma discreta, no incisiva, pero sí directa, el intervenir con nuestra conversación sobre este particular, de cara a desvelar si existe algún riesgo al respecto.
ALCOHOLISMO – SUICIDIO
En el alcoholismo, podemos decir que subyace, verdaderamente, un suicidio:
El alcohol, en no pocas ocasiones, es una forma de poder tolerar los conflictos internos. también es una forma, como cualquier otra toxicomanía (cuando es realmente una toxicomanía), de huir del fracaso íntimo.
PODEMOS DECIR QUE ES SUCIDIO EN TANTO QUE:
CORPORALMENTE: se pretende a la larga la autodestrucción del propio cuerpo.
MENTALMENTE: se pretende la autodestrucción, en vida, de la persona, como conciencia de sí misma.
SOCIALMENTE: se origina ruina económica, social, pérdida de prestigio, de estimación, huida de los demás y aislamiento.
Todo ello, tiene al mismo tiempo un carácter de protesta, siendo también el alcoholismo, una forma de herir a aquellos con los que inmediatamente se convive, y a quienes interesa culpar.
DEPRESION – SUICIDIO
Hay que estar siempre atento, ya que en la enfermedad, o quizás debiéramos decir estado de depresión siempre se plantea el problema de la vida” en cuanto tal, habiendo toda suerte de transacciones entre el-no-tener-ilusión-de-vivir, y el desear provocarse la muerte.
La idea de la muerte, la idea del suicidio, en definitiva, la idea de quitarse la vida, está siempre presente en toda depresión. (Le pasa por la cabeza a quien la padece. Hay que saberlo y hay que ser conscientes de ello para en una terapia abordarlo). “Si me suicido…ya no sufro más”
SIGNIFICADOS SOCIALES DEL SUICIDIO
El suicidio, a lo largo de la historia, ha tenido muy distintos significados. Así entre romanos y griegos, no era inusual poner fin a una vida usando como vehículos venenos (cicuta por ejemplo) u otros como la autolesión.
Para qué mencionar, en nuestros tiempos, como países de ideas radicales ejercitan inmolándose este tipo de final. Un final prometedor, pues con él se aspira a una vida paradisiaca y al reconocimiento social de determinadas facciones sociales hermanadas con creencias religiosas poco elásticas.
En el siglo X y hasta no hace tanto, los samuráis constituían un ejemplo de grupo social, que preferían suicidarse, a la deshonra y deshonor que suponía dejarse vencer por el enemigo.
Mucho antes que esto, en la tradición Maya, se consideraba el suicidio como una manera extremadamente honorable de morir, a un nivel similar al de las víctimas humanas de sacrificios, guerreros caídos en batalla, mujeres muertas de parto, o sacerdotes.
Más recientemente, durante la segunda guerra mundial con los aviones camicaces, cuyos pilotos estaban dispuestos para la muerte en defensa de ideales patrióticos e ideológicos.
QUE HACER ANTE LA POSIBILIDAD DE SUICIDIO
La Terapia cognitivo conductual, parte de la reestructuración cognitiva como técnica fundamental para el cambio, pero al mismo tiempo incluye una variedad de técnicas enfocadas a la conducta de la persona que tienen como finalidad ayudar a completar dicho cambio.
La intervención se centra en la modificación de conductas disfuncionales, pensamientos negativos distorsionados y asociados a situaciones específicas y actitudes desadaptativas relacionadas con el objeto de intervención, que puede ser, en este caso, la conducta suicida.
La activación conductual es también un aspecto clave de la terapia cognitiva, haciendo un especial énfasis en la relación entre la actividad y el estado de ánimo.
LA TERAPIA
La duración de este tipo de intervención, no se puede predecir «a priori» con precisión, dependerá mucho del análisis inicial y valoración de la situación que sufre la persona que nos consulta.
Uno de los objetivos centrales de este modelo de intervención, es que combina sesiones individuales con otras de apoyo telefónico, de disposición real en un determinado momento crítico, tendentes a la reducción tanto de las conductas autolesivas como de la conducta suicida.
Algunas técnicas que se utilizan desde este enfoque psicológico, es el desarrollo de la plenitud de la conciencia o atención plena: es la capacidad para prestar atención a la experiencia tal y como es en el momento presente, sin juzgar y sin evaluar. Para ello, en la terapia, se recurre a acciones como:
– La regulación emocional, partiendo del supuesto de que estas personas experimentan emociones de forma muy intensa y lábil.
– La eficacia interpersonal, que tiene por objetivo el cambio y la mejora de las relaciones interpersonales.
– El aumento de la tolerancia a la ansiedad. Parte de que el dolor y el malestar forman parte de la vida y el hecho de no aceptarlo incrementa aún más el malestar.
Prevenir el suicidio, es posible. Pero nunca se debe olvidar que las ideas suicidas emanan de cómo es vivido el entorno por quien las padece. Trabajar este aspecto, quizá sea la parte más importante de una terapia psicológica ante este acontecimiento.
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