Todos los cuentos que nos cuentan

En la vida diaria, en el trabajo,
círculo de amistades, en el ambiente familiar
y en otros contextos,
nos dicen… recomiendan… aconsejan…
como si uno sufriera
un ataque de tontuna crónica. 

Pero en ocasiones varias,
no todo queda reducido a esto
sino que además, insistentemente,
nos tratan de convencer
sobre cuestiones que escapan a toda razón,
no solo a la nuestra,
sino a la del sentido común en general. 

Nos insisten, con segundas intenciones,
que es mucho mejor esto que aquello
que ni se nos ocurra coger determinado camino…
o que olvidemos el poner en práctica
tal o cual decisión.

Monsergas y mojigangas,
que la mayor parte de las veces… ya sabemos. 

Esto se nos suele hacer a modo de sugerencias,
también a modo de indirectas
y, a veces, abusando de atrevimiento,
de manera incisiva.

A uno, cuando recibe estas “insinuaciones”,
y dado por descontado que conocemos bien
a quien se toma esta licencia (de otro modo no lo haría),
le resulta muy difícil evitar pensar: 

¿Pero este o esta, no se da cuenta
de que ya me sé todos los cuentos que me cuentan?